Suele pasar que lo que mas cerca tenemos es lo que menos conocemos. Siempre dejamos lo que está mas cerca porque "total, cualquier finde podemos ir..." y al final, surgen otros planes!
En el caso del Museo Guggenheim y mi familia, no es así. Me encanta el edificio del museo, los alrededores, las exposiciones,... Mis hijos han participado en los talleres, hemos dado infinidad de paseos viendo las obras del exterior y tomar café en la terraza de Abandoibarra oyendo jazz es uno de mis mayores placeres. Así que si tenéis niños pequeños y el finde se preveé nublado y tristón, acercaos al Guggenheim!
Si vuestro problema es el gasto, os propongo varias opciones. Ya no hay excusas!! Para mi familia es un plan estupendo.
- Opción económica: 10 € (billetes de metro, café o refrescos). Ver el edificio es una pasada. Placas de titanio que recubren un edificio que puede parecer un barco, una nave espacial o lo que cada uno imagine! Además, se pueden ver obras impresionantes como Puppy, Mama, la Escultura de niebla o Tulipanes. Puppy es un gigantesco perro hecho de flores que cambia cada temporada. Mama es una espectacular araña. Los Tulipanes de Jeff Koons están hechos en acero aunque parezcan globos brillantes. La Escultura de niebla es mas "difícil" de contemplar. Consiste en unos rociadores de niebla alrededor de un estanque artificial que funcionan cada media hora. Darse un paseo alrededor del Museo explicando a los pekes alguna historia puede entretenerles un rato. Pero triunfareis seguro si os acercáis al parque que está justo al lado. Cuerdas, toboganes y barras para disfrutar desde los 2 a los 14 años. Mientras tanto, en la terraza podrás disfrutar de un cafecito con vistas a la Torre Ibredrola escuchando música de jazz.
- Opción menos económica: a partir de 50 € (entradas, comidas). Podemos apuntar a los pekes a algún taller o visitar el museo con una audioguia. Las entradas para adultos cuestan 10 € y los talleres suelen costar unos 5€ por niño. Si queréis empezar la visita por la mañana y os entra hambre u os apetece descansar, se puede salir del museo y volver a entrar. Solo tenéis que indicar a la salida que os coloquen una pulserita para poder volver a entrar. En los alrededores del museo, hay muchas posibilidades para comer. Desde un batido y un cupcake en Mami Lou, algo de sushi en el Sushi shop cercano o en cualquiera de los resturantes cercanos con gran oferta de menús para todos los gustos.
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